domingo, 23 de marzo de 2008

Entre la historia y la historización

La historia puede ser entendida como una secuencia de hechos, por tanto es inexorable, lo que sucedió, sucedió, y no se puede volver atrás. Esta es la vieja teoría del trauma (extrapolada de la medicina) que daba cuenta del impacto en la vida de una persona de un hecho singular. Pero este planteo supone una total pasividad de sujeto frente al hecho. Sufre las consecuencias sin participar en el mismo. El hombre es entonces producto de "las circunstancias" las que van inscribiendo en su psiquismo acontecimientos vividos, los cuales generan limitaciones. Pero resulta que no sucede así en realidad. El hecho histórico, cualquiera sea, es interpretado por el sujeto. Hay entonces una participación activa en el registro, en la asimilación del hecho y sobre la huella que deja. No hay un sujeto neutro que recibe, sino un sujeto participativo que de acuerdo a su interpretación del hecho, construye de un modo u otro su propia vida. Así, el trauma como un hecho exterior que impacta no existe como tal, ya que siempre el sujeto figura de algún modo en la versión de la historia que se cuenta. Por tanto, de la historia solamente tenemos versiones. No hay historia, estrictamente hablando, solo hay historizaciones, es decir, cuentos que nos contamos.

Esta distinción tiene un efecto muy importante. Si el sujeto es impactado por hechos, su vida está, entonces, de algún modo, condenada, ya que la historia lo marca de hoy y para siempre. Pero si el sujeto es impactado por historizaciones (en las cuales ha participado construyéndolas), es posible producir otras historizaciones, nuevas versiones sobre "lo mismo". De hecho, una nueva versión cambia al hecho, ya que lo describe, lo analiza, lo plantea, lo relaciona de otro modo con otros aspectos de la vida; es por tanto, otra cosa. El hombre, entonces, no está condenado por su historia, sino que puede recuperar para sí aspectos de su vida, mediante una nueva versión de una parte de ella.

La historización consiste en producir sentido allí donde no lo había, recuperando esos aspectos para el dominio del sujeto mismo. La producción de sentido (tanto sea para personas, para familias, para grupos, para instituciones, incluso para países) es lo que reubica a los sujetos con respecto a su historia. No es pensable una psicología que no tome en cuenta la historia de las especies, de la cultura, de los mitos, de las tradiciones, todo lo que está ya dado en el lenguaje.

4 comentarios:

Ñandú dijo...

¿Te puedo citar en una ponencia?.
Mi correo es danielhugovillanueva@gmial.com
Saludos

Morella dijo...

excelente te felicito!!!

Juana Portugal dijo...

Estoy realizando un investigación etnográfica sobre buenas prácticas educativas y he caído en tu blog. Gracias por tu explicación tan pedagógica de un concepto tan complejo.

Anónimo dijo...

Aquí esta: http://www.psicologiagrupal.cl/documentos/articulos/quepsico.html.