viernes, 2 de julio de 2010

Viaje astral

Es la sensación más diversa que se puede tener!

Un torbellino de adrenalina, miedo, angustia, pero a la vez libertad, y unas ganas de impulsarse hacia lo inimaginable!
Cuando sales, los sentimientos son más diversos, ya que el cuerpo físico pone una resistencia al espiritual y al astral, haciendo que el corazón se acelere y esto provoca miedo! pero cuando te entregas la relajación que se siente, de flotar y volar es lo mejor. Hay ocaciones en que el miedo no te deja salir, debes seguir tus instintos y si puedes controlar el proceso te aferras a tí y todo vuelve a la normalidad, si no puedes, controlar el mantenerte en el cuerpo fisico,  sales, disfrutas (si puedes), y vuelves! Lo más fuerte, aparte de la respiración agitada, es sentir como todo se da vueltas a tu alrededor, sin ningun control del entorno, no puedes evitar dar vueltas y vueltas, no puedes parar, hasta calmarte, por eso da tanto miedo, cuesta entregarse a una situacion que fisicamente te asusta, a una situacion desconocida... además hay un pito extraño en los oidos, y muy fuerte y agudo!
A veces vuelves y a los pocos minutos sales nuevamente, es como algo incontrolable, estas conciente de todo a tu alrededor, escuchas, pero no te puedes controlar, no eres capaz de quedarte contigo, no te puedes mover, no puedes gritar, o pedir ayuda...no te pueden socorrer...a no ser de que te bloqueen ciertos chakras, pero si el don es más fuerte ese bloqueo es sólo temporal...

Todo es posible allí, es posible conectarse con los seres más celestiales, y con los más oscuros, todo depende de la dirección que tomemos, a la cual estemos mas conectados antes de realizar el viaje.

Peligro?Bueno, todas las cosas tienen sus desventajas...pero depende de uno y de la experiencia que se tenga en el momento en que se lleva a cabo la experiencia astral. A veces, cuando nos invade el miedo, se entra en un cuadro de bloqueo, donde solo se puede apreciar una oscura dimensión, de la que no podemos movernos, de la que no se puede salir, hasta que se nos pase la angustia y la desesperación...y se vuelve al cuerpo físico.
Al momento de volver, se siente una vibración extraña, celestial, parecida a la vibración que emiten los cuencos de oro, muy aguda y profunda, luego de esto empieza la acomodación, donde acostumbrarse a las barreras físicas resulta incomodo y doloroso.