domingo, 18 de abril de 2010

De vuelta a la realidad

Tranquila, me tomo un café y leo un buen libro, mientras el frio y el olor de la miel que es liberado por mi difusor de aromas me embriagan!
Me siento yo de nuevo, feliz por el solo hecho de respirar, no necesito nada más.
Me gusta estar así.

Supongo que el final de aquel libro era lo que necesitaba, una historia serena, donde el amor no fuese el protagonista principal, y la fantasia brillara en todo momento.